domingo, 22 de enero de 2012

Tus promesas se han convertido en humo.

Una palabra un poco más larga se habría roto entre mis labios, como un frágil cristal. Mi dolor se habría hecho mil pedazos, añicos, como un espejo delgadísimo que refleja toda nuestra vida juntos. Sus palabras, sus cuentos, sus risas, sus bromitas, sus carreras, su manera de ser... resbalan así, sin posibilidad de ser retenidos, como gotas de agua en el cristal de un coche en marcha, en la ventanilla de un avión que despega, en caída libre desde una ducha de playa que han dejado abierta y el viento barre. Por siempre juntos era tu promesa, ¿tan difícil era mantenerla?

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